El fútbol muchas veces se resume en cifras, resultados y estadísticas. Pero hay partidos que dicen mucho más que un simple marcador. Lo vivido hoy en el estadio Max Augustín de Iquitos, donde el Club ADA enfrentó a Comerciantes FC, fue uno de esos encuentros que trascienden los números. El empate 1-1 no solo dejó un punto en la tabla, sino también una lección de carácter, compromiso y orgullo por parte del equipo jaeno. | Foto: ADA Jaén
ADA no solo jugó de visitante. Jugó con orden, con estrategia, con valentía. Se plantó en una de las plazas más complicadas del país y no se dejó intimidar por el calor, la hinchada, ni por la historia reciente del rival. Comerciantes FC, imbatible en la primera fase tanto de local como de visita, dejó ver hoy algunas fisuras, y el equipo del pueblo —ese que representa a Jaén con humildad pero con coraje— no dudó en aprovecharlas.
Pudo ser más. Con un poco de fortuna, con ese toque final que a veces decide el fútbol, ADA pudo llevarse los tres puntos. Pero incluso sin la victoria, regresa a casa con algo igual de valioso: la convicción de que puede competir y destacar en cualquier cancha.
El fútbol no entiende de jerarquías cuando hay entrega. No importa si se juega en casa o en tierra ajena; cuando un equipo tiene vergüenza deportiva, cuando corre, presiona, lucha y juega con el corazón, puede poner en apuros a cualquiera. Y eso fue exactamente lo que ocurrió hoy en Iquitos.
Ahora bien, hay que hablar del elefante en la sala: el arbitraje. Porque no es la primera vez que queda un sabor amargo después de un partido. Ya ocurrió en Jaén, en el último encuentro en condición de local, y hoy en Iquitos volvió a sentirse esa sombra de duda. No es paranoia ni victimismo cuando incluso los propios comentaristas de los canales de transmisión alzan la voz y señalan errores evidentes, que si bien hoy favorecieron al ADA, terminan por ensuciar un gran duelo y resultado. El fútbol peruano no puede seguir permitiéndose arbitrajes que siembran sospechas o perjudican la justicia deportiva.
El punto conseguido tiene sabor a justicia, pero también a advertencia. ADA está demostrando que no es un convidado de piedra en esta segunda fase. Es un equipo con identidad, con juego, y sobre todo, con una actitud que lo hace temible para cualquier rival.
Hoy Jaén tiene motivos para sentirse orgulloso, porque su equipo no solo juega, compite, se hace respetar y representa con dignidad a su pueblo. En un fútbol que a veces se olvida de sus valores más puros, el ADA nos recuerda que, con trabajo y coraje, todo es posible.
Por Pepe Silver Goicochea Tamay
No hay comentarios:
Publicar un comentario