San Simón de Moquegua se consagró campeón de la Copa Perú y desde el
próximo año escribirá su nombre en la Primera División.
Fue un justo campeón más allá que en duelo de vuelta disputado ayer en Moquegua
cayera derrotado ante Huaral los dos goles que consiguió en la ida en Chancay
al final fueron decisivos. Y decisivo fue la actuación de su tándem ofensivo el
“gigante” Miguel Silva junto al “pequeño” Jorge Rodríguez. La versión de “David
y Goliat”, unidos por primera vez por una causa común. Una dupla que apareció en momentos claves,
Silva para limpiar el terreno, para jalar las marcas y Rodríguez para
aprovechar con su velocidad y destreza esos espacios para finiquitar la jugada,
para exclamar el grito de gol para sus colores.
Comentario aparte merece Unión Huaral un
dignísimo rival, a mi entender el que mejor juego ofreció a lo largo del
torneo. Acostumbrados a ver en esta Copa Perú exhibición de fútbol “macho” de
pelotazo de guerrazo, Huaral nos presentó la antítesis total, juego al ras del
piso, toques, paredes. Algo importante ganando y perdiendo mantuvo su estilo,
no renunció a jugar bien, respeto su esencia y porque no decirlo su historia.
Mérito del profesor Guillermo Esteves que con un plantel corto y joven formó un
equipo grande, que sólo le faltó un poco de experiencia. Ojalá puedan mantener
el equipo base para el próximo campeonato de Segunda le haría mucho bien al
fútbol y al espectáculo.
Volviendo a San Simón tendrá que reforzarse
en algunas de sus líneas con jugadores de jerarquía, el ritmo de primera es
diferente, y su manejo dirigencial también debe ser distinto ya no es más un
equipo amateur sino profesional. Les deseamos muchos éxitos.
Por Víctor
Bullón Bravo – Técnico de Fútbol
Foto:
Diario Correo de Moquegua
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