
Foto: Dechalaca.com
Para la temporada 2011 del campeonato de la Segunda División el club América Cochahuayco (conocido también como U de América) cambió su nombre por el de U América FC, renovando su logo así como los colores de su camiseta que pasó a ser de color rojo en lugar de la tradicional camiseta crema, similar a la de Universitario de Deportes.
Los dirigidos por Roberto Challe no han tenido un buen desempeño en lo que va del torneo, consiguiendo tan sólo 2 puntos de 18 posibles y que son producto de dos empates en casa ante Deportivo Unicachi y Atlético Torino.
Todo hace suponer entonces que U América estará condenado una vez más a luchar por mantenerse en la categoría. Su rendimiento no es el mejor a pesar de contar con un grupo de futbolistas que sabe lo que es jugar en el Torneo de Ascenso como es el caso de Josué Castells, Carlo Baldo, Javier Chirinos, Guillermo Sacovértiz, Sergio Kanashiro, Víctor Chávez y Wilkin Cavero. Con un plantel así el equipo debería correr mejor con mejor suerte.
La constante en esta nueva versión del equipo afiliado a la liga de San Luis son los problemas económicos, al igual que en años anteriores. No se pudo obteber una confirmación oficial de cuantos meses se le adeudan específicamente al otrora cuadro crema, pero se habla de entre 3 y 4 meses. Lo curioso del caso es que los convenios para la celebración de sus encuentros han sido firmados sin mayor problema e incluso se habrían presentado planillas de pago al día. Pero las quejas recibidas en nuestra redacción por parte de jugadores que prefieren mantenerse en el anonimato dicen otra cosa.
Sería importante revisar este tema, especialmente en momentos en que tanto la ADFP-SD como la Agremiación están siendo bastante estrictos en lo que a deudas pendientes se refiere. De ello pueden dar fe equipos como Atlético Torino, Hijos de Acosvinchos y Sport Áncash, equipos que se encuentran en el filo de la navaja respecto a este tema. Veremos entonces si existe algún tipo de irregularidad ya que lo lógico es que todos los equipos sean medidos con la misma vara.
Por Giancarlo Córdova