Adiós al mundial

Post partido oigo el mismo cliché entre los aficionados y periodistas deportivos que dicho sea de paso, lo vengo escuchando hasta la saciedad en varias eliminatorias mundialistas, “matemáticamente tenemos posibilidades”. 

No pierdan tiempo amigo lector colocando velitas a San Pitágoras, deje de estar con calculadora en mano ya deje de sumar, de hacer cálculos casi innecesarios, porque nuestra casi eliminación es un hecho, aunque nos duela. Y quizás no se haya dado ayer en la derrota contra Uruguay, nuestras eliminación se viene dando desde hace muchas décadas cuando nuestro sistema deportivo, si alguna vez existió, colapso por completo, cuando el deporte escolar dejó de existir, cuando la educación física quedo de lado en los colegios, cuando el trabajo en divisiones menores no era el adecuado, cuando surgieron algunos informales del fútbol para terminar de matarlo. Hay muchos cuando, seria innumerables, es un tema que no terminaríamos en tratar en unas cuantas líneas debido a su complejidad. 

En cuanto al partido la derrota se origina en dos momentos, el penal contra Suárez y la expulsión irresponsable de Yotún en momentos en que más cabeza fría se necesitaba, hasta antes del partido veníamos trabajándolo bien, las únicas tres claras llegada habían sido nuestras. Con diez hombres el partido y todo lo planeado se vino cuesta abajo, el ingreso de Vargas no hizo efecto porque resquebrajamos la intensidad defensiva, no debió ser por Ballón, debimos sacar a uno de los tres atacantes y en ese momento por condición física quien estaba disminuido era Guerrero de esa manera no hubiéramos perdido el control de la volante. Además, Fernández fue el gran sacrificado al quedar en muchas jugadas mano a mano contra los delanteros charrúas. Arriesgar no necesariamente es descompensarse. El fútbol se mide por el equilibrio de líneas y cuando esta no se da vienen los problemas, y así llego el segundo por obra del mismo Suárez, nuestro verdugo anoche, pero que potencia y capacidad para aprovechar los espacios tiene. 

Perú descuenta por vía de Jefferson Farfán, el mejor jugador de Perú, una ejecución perfecta en el tiro libre, pero esos minutos difíciles para Uruguay, apareció su linaje y temperamento para controlar el partido y evitar la igualdad. Lo del árbitro del encuentro el argentino Patricio Loustau, lo más desastroso que se haya visto después de mucho tiempo en eliminatorias, pero eso no es pretexto para que su mal accionar nos saque del encuentro, cuando mayor personalidad y actitud debíamos mostrar, se sabía también, que el réferi no iba a ser del todo generoso más aún cuando enfrentamos a un equipo grande. Acaso desde años no somos vistos junto a Bolivia como un equipo chico. 

Me queda siempre esa idea que en los momentos decisivos nosotros los peruanos tenemos la ausencia en nuestro gen de una sustancia o factor, que Uruguayos, argentinos, los mismos Paraguayos les sobran, la que en los momentos de tensión álgida les hace ser grande, con una personalidad sólida como el acero, creo que eso desde pequeño tenemos que inyectárselo con palabras a nuestros menores para que cuando haya momentos de angustia aflore lo racional aunado al espíritu combatiente y no aparezca tanto descontrol esa que nos costó el encuentro. Aunque no se los aconsejo, los que quieren hacer números hágalo, dicen que soñar no cuesta nada, pero para para millones de peruanos si cuesta no ir a un mundial. 

Por Víctor Bullón Bravo - Técnico de Fútbol