
El espectáculo estuvo ausente, y el fútbol se fue al diablo, luego que ayer el clásico ancashino terminara con un escándalo de proporciones con agresiones de todo tipo, de jugadores y en especial de los aficionados huaracinos, que podrían motivar el veto a su estadio.
El triunfo del Sport Áncash por dos goles a uno sobre José Gálvez quedó en una mera anécdota porque el silbato final de un parcializado Freddy Arellanos, todo la fiesta se fue al tacho gracias a las provocaciones de parte del comando técnico ancashino, en especial del entrenador Melgar y su kinesiólogo, que con su actitud provocativa y desafiante terminaron por generar el descalabro final dando un triste espectáculo.
Esto se veía venir porque el clima generado no era el de una fiesta futbolística, sino de una disputa entre dos equipos, y más aún, hay quienes siguen viendo a los chimbotanos como enemigos.
Un simple partido de fútbol terminó en una bronca, por el clima raro provocado por los aficionados, pero la llama fue encendida desde el banco del cuadro local que ayer si fue una verdadera amenaza al fútbol.
En cuanto al partido sólo podemos decir que Sport Áncash aprovechó bien su arma letal, la pelota parada y con dos jugadas terminó por ganar a los chimbotanos, que en el segundo tiempo tuvieron para por lo menos llevarse un punto del Rosas Pampa, pero una vez más Carnero demostró que sigue siendo el mismo delantero impetuoso, pero con poca capacidad resolutiva en el momento clave. Tuvo dos ocasiones claras y las dos las erró, aunque en la primera, Arellanos se hizo de la vista gorda y no quiso cobrar una falta dentro del área de Laura sobre Carnero.
El primer gol de los locales nació, como siempre de los pies de Juan Carrillo, quien aprovechó su buen disparo y desde casi tres cuartos de cancha, envió un disparo rifado al corazón del área, lo cual generó el desconcierto y la duda en la zaga galvista que sólo vio como pasaba la pelota, que finalmente terminó anidando en el arco de Flores, fue el uno a cero, pero Áncash no era más que Gálvez.
Al gol de Carrillo la franja evidenció una reacción, comenzó a manejar mejor el balón, rotando de un lado a otro jugándola con criterio, intentando remates de media distancia, por parte de Erick Torres, que el portero Laura contuvo bien.
Las acciones bajaron en intensidad, hasta que llegó la falta de Oviedo sobre Bustinza, y en una confusión, donde participaron los miembros de la banca de Sport Áncash en primera instancia, Arellanos la hizo más fácil y expulsó a Bustinza y a Guevara.
Esta trifulca dejo muchó para la reflexión porque ni siquiera el comisario, ni el árbitro trataron de evitar la beligerancia con la que actuaban los locales.
Pera Gálvez a no le afectó mucho la expulsión de Guevara, quien había acusado falta de ritmo y debido a esa falencia Medina pasó a cubrir esa zona, y por momentos se animaba a colaborar con la parte creativa en el mediocampo.
En las postrimerías de la primera etapa, a la salida de un tiro libre, Medina lanzó el derechazo que venció la pobre resistencia del portero Laura, fue el gol del empate para los chimbotanos que se iban al descanso con la moral intacta para poder mantener el resultado, por lo menos, en los segundo 45 minutos.
Para la segunda mitad los locales, como siempre, salieron a presionar arriba, mientras que Gálvez hizo el cambio de hombre por hombre, dejó en el banco a Garcete por Allende, quien generó mayor peligro en área serrana, pero le faltó contundencia.
El libreto de los locales era el mismo, ahogar al rival con pelotazos, es la mejor y al parecer la única arma que tienen, y así fue, después de algunos rechazos, vino el córner cobrado por Carrillo, para que Regalado se adelante a toda la defensa y anote el gol, apenas a los 10’minutos de la complementaria. Casi por inercia, los huarasinos se creyeron más y se fueron en busca de ampliar el marcador, con el mismo libreto, remates de media distancia y metiendo pelotazos, los mismos que no tuvieron mejor destino.
Mientras tanto Gálvez, parecía rearmarse y con el ingreso de Cordero, y luego Carnero, se fue en busca de la igualdad, jugándose el todo por el todo.
Precisamente, Carnero, tuvo una clara ocasión de anotar, cuando en un pase perfecto de Cordero, se internó por el medio y al querer descontar a Laura, al parecer fue trabado en el área, pero Arellanos se hizo de la vista gorda.
Cabada también se animó y estuvo a punto de empatar, pero no tuvo puntería para reventar el arco serrano, pero la mas clara la tuvo otra vez Carnero, que solo ante la salida de Laura, remato fuera, era una de las últimas jugadas en favor de la franja.
Lo que vino después del pitazo de Arellanos, fue un triste espectáculo que no solo merece el repudio de los amantes del fútbol, sino que también debería merecer una medida ejemplar para este escenario donde paso de todo, pero al parecer nadie se hará responsable.
Diario de Chimbote